En medio de la constante transformación del entorno laboral, la búsqueda de equidad e igualdad ha adquirido una creciente relevancia a partir de la necesidad de promover espacios más justos. Al hablar de equidad en el contexto organizacional, nos referimos a la justicia distributiva, como bien lo indica la RAE: "Disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece". A diferencia de la igualdad, la equidad se centra “en la correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo”.
Cuando se aplica este concepto a la asignación salarial, se reconoce y tiene en cuenta la forma en que se distribuyen los recursos entre los colaboradores. La equidad salarial implica considerar diversos factores, como habilidades, experiencia, responsabilidades y contribuciones individuales, con el fin de determinar una remuneración justa y proporcional para cada persona. Mientras, la igualdad salarial se refiere a la asignación de un mismo salario para todos los empleados, sin tener en cuenta las diferencias antes mencionadas.
Por lo tanto, en lugar de buscar una igualdad salarial absoluta, las organizaciones deben orientar esfuerzos que promuevan la equidad, con el fin de asegurar que las recompensas sean asignadas de manera justa y en proporción al aporte de cada colaborador. Esto implica reconocer las diferencias individuales y valorarlas en el proceso de asignación de recursos y compensación.
Dentro de ese contexto surge la pregunta: ¿Cómo influyen estos términos en la dinámica del lugar de trabajo y en la satisfacción de los colaboradores? ¡Quédate para conocer más al respecto!
Equidad Salarial: Reconocer el valor y la contribución individual
Según el informe Tendencias Globales de Talento 2022-2023 de la consultora Mercer, las organizaciones que se centran en la equidad tienen una mayor probabilidad de retener a su talento clave. Lo que se ve reflejado en que el compromiso de los colaboradores aumenta cuando perciben que se les trata de manera justa.
En este informe también indican que: “Abordar las brechas de equidad ocupa el tercer lugar en la lista de prioridades de recompensas/beneficios de RRHH de este año”. Esto no solo impulsa la motivación y el compromiso, sino que también fortalece la confianza, puesto que al considerar una estructuración salarial justa se logra un nivel de confianza que influirá en el rendimiento y desarrollo. Lo cual no es un tema menor, ya que agrega valor al mercado laboral al fomentar un entorno equitativo y competitivo.
En esa misma línea, la implementación de este principio genera una transformación en la cultura organizacional, que en consecuencia, fomenta las dinámicas de lealtad, confianza y desarrollo personal. Esta actitud se refleja en un mayor empoderamiento de los colaboradores, permitiéndoles alcanzar su máximo potencial y desempeñar un papel activo en el éxito de la compañía. Al mismo tiempo, esta puesta en funcionamiento fortalece y consolida una cultura sólida, lo cual cimenta las bases para abordar otros aspectos cruciales descritos a continuación:
Igualdad Salarial: Eliminar la discriminación y fomentar la diversidad
Tomando en consideración el impacto de la equidad salarial en la promoción de espacios diversos, resulta pertinente retomar el informe de Mercer en el que se indica que “el 74% de las empresas defiende públicamente la diversidad de la fuerza de trabajo y la equidad de las compensaciones”, este dato nos invita a generar una reflexión acerca de las herramientas que poseen las organizaciones al fomentar espacios en donde se reconozca el valor de cada colaborador independientemente de sus diferencias. Y es aquí donde desde Great Place To Work llegamos a preguntar: ¿Cómo contribuir a la promoción activa de la equidad? ¿Están dispuestas las organizaciones a generar diálogos para la creación de políticas y prácticas equitativas?
Encontrando el equilibrio
Ahora bien, en cuanto a las políticas y prácticas asociadas a la gestión del Ambiente Laboral, tanto la equidad como la igualdad deben ser consideradas en su diseño e implementación. Esto hace necesario que las organizaciones establezcan mecanismos transparentes y justos para determinar los salarios y las oportunidades de desarrollo profesional de sus colaboradores. Esto implica tener en cuenta tanto la equidad, reconociendo las diferencias individuales, como la igualdad, asegurando que no exista discriminación y que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades.
Para encontrar el equilibrio, es importante señalar que ambos son conceptos que se complementan y se relacionan estrechamente en el contexto laboral. Si bien pueden parecer similares, tienen enfoques distintos pero igualmente relevantes. Por lo tanto, la necesidad de establecer políticas de remuneración basadas en criterios objetivos y justos es cada vez más relevante, no solo por su impacto en la atracción y retención del talento, sino también en la percepción general que puedan llegar a tener los colaboradores de X o Y organización sobre su Ambiente laboral.
Así mismo, es esencial fomentar la participación activa de los equipos de trabajo en las discusiones sobre la remuneración. Brindarles la oportunidad de expresar sus inquietudes y plantear preguntas les permite comprender cómo se establecen las políticas de compensación dentro de la organización, favoreciendo así, la comunicación bidireccional que fortalece la confianza y transparencia entre los diferentes interlocutores (junta, accionistas, directivos, colaboradores, RRHH, entre otros). Por lo cual, las organizaciones deben promover una comunicación clara sobre cómo se determina la remuneración y qué factores se tienen en cuenta. La transparencia en este sentido ayuda a disminuir las percepciones de inequidad.
No podemos pasar por alto la injerencia de estos aspectos dentro de la cultura corporativa, los valores de la empresa y la gestión del Ambiente Laboral. Las organizaciones deben promover la diversidad e inclusión en todos los niveles y áreas, lo que sin duda aporta diferentes perspectivas y experiencias para ser encaminados hacia una toma de decisiones más efectiva y a la generación de ideas innovadoras. Al valorar la diversidad, se fomenta la igualdad de oportunidades y se disminuye la posibilidad de sesgos o discriminación en la asignación salarial.